Los sofismas de distracción
Aquí aprenderemos que muchas veces tenemos un comportamiento equivocado aunque creemos que estamos actuando de forma correcta.
A ese tipo de autoengaño le damos el nombre de sofismas y, debido a nuestra inconciencia, acaban por perjudicarnos o mismo impedir nuestro trabajo de despertar de la conciencia, así como pueden también hacernos perjudicar otras personas a nuestro alrededor.
El texto abajo fue sacado del libro “La Revolución de la Dialéctica”, y nos explica muy bien lo que son estos sofismas de distracción:
“Los sofismas son los falsos raciocinios que nos inducen a errar y que son producidos por el ego en los 49 niveles del subconsciente.
El subconsciente es el sepulcro del pasado sobre el cual arde la efímera llama del pensamiento, y donde son producidos los sofismas de distracción que llevan el animal intelectual a la fascinación y por fin al sueño de la conciencia.
Aquello que está guardado en el sepulcro es pútrido y huesos de muertos. Pero la placa sepulcral es muy bonita y sobre ella arde fatalmente la llama del intelecto.
Si queremos disolver el Yo, tendremos que destapar el sepulcro del subconsciente y exhumar todos los huesos y la podredumbre del pasado.
El sepulcro es muy bonito por fuera, sin embargo, es inmundo y abominable por dentro. Es necesario transformarnos en sepultureros.
Insultar a otros, herirlo en sus sentimientos, humillarlo, es fácil cuando se trata- dicen- de corregirlo para su propio bien. Así piensan los iracundos, aquellos que juzgando no odiar, odian sin saber que odian.
Muchas son las personas que luchan en la vida para ser ricas.
Trabajan, economizan y se esmeran en todo, pero el objetivo oculto de todas sus acciones es la envidia secreta, que ellas desconocen, que no sale a la superficie y que permanece escondida en el sepulcro del subconsciente.
Es difícil encontrar en la vida alguien que no envidie la bonita casa, el lujoso automóvil, la inteligencia del líder, el hermoso traje, la buena posición social, la gran fortuna, etc.
Casi siempre los mejores esfuerzos de los ciudadanos tienen como causa secreta la envidia.
Muchas son las personas que disfrutan de un buen apetito y condenan la gula, pero comen siempre más de lo normal.
Muchas son las personas que vigilan exageradamente su cónyuge, pero condenan los celos.
Muchos son los estudiantes de ciertas escuelas seudo-esotéricas y seudo-ocultistas que condenan las cosas de este mundo y no trabajan en nada porque todo es vanidad, pero son celosos de sus virtudes que jamás aceptan que alguien los califique de perezosos.
Muchos son los que odian la lisonja y la alabanza, pero no ven ningún inconveniente en humillar con su modestia al pobre poeta que les dedicó un verso con el único propósito de conseguir una moneda para comprar un pan.
Muchos son los jueces que saben cumplir con su deber, pero también son muchos los jueces que con la virtud del deber han asesinado a alguien.
Fueron numerosas las cabezas que cayeron en la guillotina durante la revolución francesa.
Los verdugos cumplen siempre con su deber. Son millones las víctimas inocentes de los verdugos y ninguno de ellos se siente culpable; todos cumplieron con su deber.
Las cárceles están llenas de inocentes, pero los jueces no se sienten culpables porque están cumpliendo con su deber.
El padre o la madre de familia, lleno de ira, golpea con palos a sus pequeños hijos y no se sienten culpables porque – dicen – están cumpliendo con su deber; aceptarían todo menos que los calificasen de crueles.
Sólo con la mente quieta y silenciosa, sumergidos en profunda meditación, conseguiremos extraer del sepulcro del subconsciente toda la podredumbre secreta que carga. No es nada agradable ver la negra sepultura con todos sus huesos y podredumbre del pasado.
No digamos mi Yo tiene envidia, odio, ira, celos, lujuria, etc. Mejor es no dividirnos. Mejor es decir; yo tengo envidia, odio, celos, ira, lujuria, etc.
Cuando estudiamos los libros sagrados de la India, los estudiamos pensando en el Supremo Brahatman y en la unión del Atman con el Brahatman.
Sin embargo, realmente, mientras exista un Yo psicológico con sus sofismas de distracción, no conseguiremos la suerte de unirnos con el Espíritu Universal de la Vida.
Muerto el Yo, el Espíritu Universal de la Vida estará en nosotros como una llama en la lámpara.”
Como ya vimos, los sofismas de distracción son producidos por nuestros defectos psicológicos, por el ego, con la finalidad de mantener nuestra conciencia adormecida y así continuar vivo y fuerte, alimentándose de nuestros errores.
Realmente el ego sabe cuando una persona empieza a se autoconocer, a tomar conciencia de que es una marioneta en las manos de los defectos psicológicos, él es herido mortalmente, pues es el principio del fin de su reinado.
Por eso usted puede tener la más absoluta seguridad de que el ego hará lo posible para intentar eludir esta persona, usará todo lo que esté a su alcance para desviarlo del camino del despertar de la conciencia y así mantenerla fascinada y ocupada con las cosas pasajeras de la existencia cotidiana.